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lunes, 4 de mayo de 2009

Huelma se viste de gala

Este fin de semana se celebraba la Fiesta en Honor de la Virgen de la Fuensanta en Huelma (Jaén). Entre sevillanas y vino, la celebración duró hasta altas horas de la madrugada y no tuvo nada que envidiarle a la Feria de Abril de Sevilla.

El primer fin de semana de mayo es sinónimo de fiesta en Andalucía. La conocida Feria de Abril de Sevilla, año tras año se celebra con la misma pasión que el anterior. Sin embargo, en sus casetas y festejos no todo el mundo puede entrar. Ser alguien famoso ayuda en la tarea, pero para todas aquellas personas que no son más que simples aldeanos o viajeros, la cosa se pone difícil. No obstante, no todo está perdido. El municipio de Huelma, en Jaén, nos ofrece la oportunidad de disfrutar del ambiente andaluz en su máxima expresión gracias a la fiesta que tiene lugar en las mismas fechas y que rinde homenaje a su patrona, la Virgen de la Fuensanta.

Este pueblo de unos 6000 habitantes, que se encuentra en plena Sierra Mágina y que fue nombrado Conjunto Histórico Artístico en el año 1983, se caracteriza por la tranquilidad de sus calles, la cual únicamente se ve interrumpida por las conversaciones de los vecinos ante los forasteros que de vez en cuando visitan el municipio, o por las dos grandes celebraciones que tienen lugar en Huelma: la Fiesta en Honor de la Virgen de la Fuensanta, en mayo, y la Feria de Agosto.

Al llegar a la entrada de Huelma, lo primero que nos llama la atención es su castillo árabe, situado en lo alto de un monte y dominando toda la villa. Ahí nos damos cuenta de que Huelma es un pueblo con historia. Sus calles empedradas y repletas de cuestas que parecen imposibles de caminar, y a veces lo son, nos muestran pequeñas casas de fachadas blancas, escondidas por todo el pueblo. Pueden dar sensación de desorden pero sus espontáneas situaciones les dan aún más encanto. Así, poco a poco, llegamos hasta la plaza de la Iglesia de la Inmaculada Concepción. Dicen que se construyó hace mucho, y eso parece.



Pero ya está bien de ver el pueblo. Ahora toca acercarse a las esperadas casetas de la fiesta. Son dos. Al lado de las atracciones de feria, como todos los años. A una la llaman "la de los moraos", porque pertenece a una orden religiosa. Ideal para comenzar el mediodía con una cerveza, o cubata para los más atrevidos, acompañado de un plato de paella como tapa. La otra es "la de los drogaos", la caseta del bar Aquaryo, en la que se acaba la noche o se comienza el día. Al principio, está abarrotada de jóvenes que desean continuar la fiesta tras el botellón al ritmo de los últimos éxitos musicales. Al final, sólo es apta para aquellos a los que el cuerpo les aguante.

Es por la tarde, y la Vírgen “baja”. El paseo de la patrona desde la ermita y por las calles del pueblo es todo un acontecimiento para pequeños y mayores. La procesión emociona a los más devotos, que hasta se han puesto el vestido de flamenco, para ver “lo bonica que baja” la Vírgen de la Fuensanta. Después, a tomar unas cañas a cualquier bar. De regalo unas tapas: pinchos morunos, bocadillos, gambas, o patatas. En Huelma no se escatima con nada.

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